En el año 2004, entró en vigor una normativa que afectaba a los desguaces tradicionales, obligándoles a reconvertirse en CAT (Centros Autorizados de Tratamiento).
El objetivo principal de esta normativa no era otro que respetar el medio ambiente y causarle el menor impacto posible al entorno natural, a la vez que se da un paso más en la profesionalización de este sector, pues garantizan una serie de “buenas prácticas” a la hora de ejercer su trabajo diario.
¿Cómo trabajan estos desguaces? En primera instancia, el propietario del vehículo deberá llevar su coche a su desguace más cercano, comprobando antes, que ese desguace es un Centro Autorizado, como es el caso de todos los que forman parte de Desguaces y Piezas.
Una vez se comprueba la titularidad del dueño, el desguace procede a la decontaminación del vehículo, quitando aquellos líquidos considerados peligrosos para el medio ambiente.
Cuando ya está limpio, el desguace categoriza y extrae aquellas piezas que pueden ser reutilizables, como neumáticos o vidrios. Tras esto, el resto del coche se somete a otros procesos donde se obtendrán, finalmente, materiales férricos, que irán a plantas de fundición para su total eliminación y aquellos materiales no metálicos, que pasarán a reutilizarse.
Todas esas buenas prácticas y muchas otras vienen contempladas en Sigrauto (La Asociación Española para el tratamiento medio ambiental de los vehículos fuera de uso) que precisamente nació para buscar soluciones más adecuadas al tratamiento de los vehículos al final de su vida útil.
Sin duda, unas medidas necesarias e imprescindibles para el respeto y el equilibrio del medio ambiente y su entorno.