Los scooters son el medio de transporte ideal para moverse por la ciudad con total rapidez, de una forma segura (siempre que se cumpla la normativa de tráfico) y cuentan con un gran número de ventajas. Son relativamente asequibles, su seguro no es demasiado caro, pueden ser conducidos desde los 15 años y las piezas de scooters son muy baratas, especialmente aquellas que podemos encontrar en un desguace.
A pesar de esto, hay muchos propietarios de esta clase de vehículos que lo mejor es comprar la pieza nueva. ¿Por qué? Posiblemente por desconocimiento, por un mal asesoramiento o incluso por desconocimiento sobre el tema de los desguaces.
En anteriores entradas os habíamos recordado que los desguaces han cambiado mucho desde hace algunos años y nada tienen que ver con aquellos que había en la década de los años 70 y 80, donde más que desguaces eran una especie de chatarrerías, donde comprar una pieza era una lotería porque no sabías a ciencia cierta si iba a funcionar o no.
Actualmente y con las leyes existentes, todo ha cambiado y comprar una pieza de segunda mano en un desguace es comprar de manera inteligente, no solo porque se obtiene un precio mucho más barato que si se tiene que pedir a fábrica alguna pieza como un sillón, el manillar, la horquilla delantera, etc., sino porque todas las piezas son revisadas para que cada una ofrezca la máxima seguridad en su función.
Personal especializado en mecánica prueban la pieza, la inspeccionan y si no detectan ningún fallo pasa directamente a venta. En caso de que se detecte una fisura, rotura o cualquier otra clase de imperfección o no reúne las condiciones, las piezas son desechadas y puestas fuera de circulación, lo que proporciona la máxima garantía al menos precio a todos los que conducen un vehículo de estas características.