Cambiar el volante del coche puede ser tan sencillo como complejo pero siempre hay que tener en cuenta algo muy importante, el volante nuevo nunca debe tener menos de 350 milímetros y si el volante que se va a sustituir tiene airbag, el nuevo, obligatoriamente también debe de tenerlo, algo que hay que tener en cuenta cuando vayamos a una tienda de recambios a comprarlo.
En los volantes antiguos es muy sencillo, tan solo hay que levantar la tapa donde se encuentra el logotipo de la marca y con una llave especial (adaptada a la tuerca) se desenrosca y se coloca el nuevo volante, siempre que cumpla con la normativa y esté homologado. En caso de que el volante cuente con airbag o sea de los más modernos, donde muchas de las funciones del coche se controlan desde el propio volante, lo mejor es llevárselo a un experto para que nos dé la seguridad de que todo va a salir bien.
El manual de reformas de vehículos, además de decir que se puede cambiar el volante, dice que debe aportarse la documentación necesaria, es decir, un informe de conformidad y certificado del taller donde se detallen todos los pormenores de la sustitución del volante, para que las autoridades o los empleados de la ITV tengan constancia de ello y comprueben que el cambio cumple con todos los requisitos que marca la ley..
Esto es algo que tendremos que llevar cuando se vaya a hacer la Inspección Técnica de Vehículos, donde se comprobará si esta centrado, si tiene holgura y una serie de comprobaciones que desembocarán, o no, en una aprobación o denegación de la ITV, aunque normalmente, si se hace correctamente, no suele haber ninguna clase de problema.
Si el volante tiene airbag inspeccionarán que todos los sistemas de seguridad y pretensores del vehículo funcionan correctamente tras la transformación o modificación del volante de dirección.