Hace unos cuantos años, cuando se estropeaba alguna de las piezas de nuestro vehículo y queríamos evitar pagar por una pieza nueva, optábamos por los recambios de desguaces en los que buscar la pieza que necesitásemos.
Es prácticamente muy parecido a lo que hay hoy en día, aunque con la sutil diferencia de que aquellos años, en muchos desguaces la pieza se compraba tal y como estaba y muy pocos desguaces se preocupaban de revisarla. Esto suponía que nos estábamos arriesgando a que tuviera una vida útil correcta o que se estropease a la primera de cambio.
CATs, los desguaces de hoy en día
Hoy en día todo aquello ha cambiado y con la llegada de nuevas normativas, se nos asegura de que las piezas no solo se revisan y están en un correcto estado de funcionamiento sino que también están garantizadas.
Ahora, los desguaces han pasado a llamarse CATs o Centro Autorizado de Tratamiento de vehículos. Esta clase de instalaciones cuentan con una serie de características que los diferencian completamente de los clásicos desguaces que todos conocimos hace unos cuantos años.
Los CATs deben cumplir con una serie de requisitos indispensables marcados por la ley dado que estos centros son los encargados de realizar tanto la extracción como el desecho de los residuos que sobran de los vehículos que han sido dados de baja.
Además, todos los CATs deben contar con las infraestructuras necesarias para realizar esta clase de labores y deben cumplir con toda clase de protocolos en lo relacionado a la protección del Medio Ambiente así como su conservación.
Esto hace que solamente sean los CATs los que tengan la autorización para emitir el Certificado de Destrucción del vehículo con el que poder darlo de baja de manera definitiva, algo que se realiza prácticamente en el acto gracias a la tecnología telemática.