Correa de distribución
La correa de distribución tiene como misión principal la sincronización entre diferentes piezas y mecanismos que forman parte del motor. Transmite el movimiento del cigüeñal hacia el árbol de levas mediante la conexión a las poleas con las que cuentan ambas piezas y con esta fuerza se accionan las válvulas de admisión y escape. Es muy importante que todas las piezas que se encuentren conectadas mediante la correa de distribución estén sincronizadas para que el motor funcione correctamente.
Debido a que es una pieza que suele durar mucho tiempo, lo más lógico es que no se suela revisar con la frecuencia necesaria, por lo que os aconsejamos que se realice una inspección de manera periódica.
Descripción
Tipos de mantenimiento
Las revisiones son muy aconsejables, especialmente cada 35.000 o 40.000 kilómetros. Pero también es muy importante seguir las indicaciones del fabricante porque a partir de ciertos kilómetros, la correa de distribución va perdiendo eficiencia.
Si vemos que la correa está comenzando a desgastarse, le aparecen grietas o ha perdido su característico color negro, lo mejor que podemos hacer es sustituirla, porque con esos síntomas es lógico que tarde o temprano se acabe rompiendo.
Principales averías y cómo detectarlas
Lo normal es cambiar la correa de distribución cuando veamos síntomas de demasiado desgaste o cuando nos lo aconseje el fabricante. En caso de rotura, el motor quedará gripado, algo a lo que no debemos arriesgarnos porque puede provocar daños muy importantes en el motor.
Cuando una correa de distribución está en mal estado, hace un ruido bastante molesto, sobre todo cuando el motor está en ralentí. Es uno de los avisos que nos da para que la cambiemos rápidamente. Por otro lado, también necesitaremos cambiarla si detectamos pérdidas de aceite, combustible o refrigerante.
Con estos síntomas, la sustitución de la pieza es necesaria porque de no hacerlo y si se rompe, se puede producir una importante avería que hará que el coste de reparación sea muy elevado.