Una avería en el motor puede dejar a tu vehículo inservible. Después de solicitar presupuestos te darás cuenta de que la reparación no merece la pena al elevarse por encima del valor real del coche. Por lo tanto, acabas dándolo de baja. Sin embargo, es posible que no hayas contemplado otra posibilidad como es la de adquirir piezas de desguace, en este caso un motor.
Una pieza de calidad
Muchos de los vehículos que llegan al desguace lo hacen con motivo de un golpe o de un siniestro en donde la parte afectada es la carrocería y en donde el motor apenas ha sufrido daños. Esta pieza, por lo tanto puede ser reutilizada. Y para ponerla en el mercado suele comprobarse con anterioridad su estado para descartar cualquier tipo de fuga o de síntomas que muestre un mal rendimiento.
Una vez revisado y comprobado que está apto para ser reutilizado, se desmonta y extrae del vehículo del desguace. Se taparán todos los orificios para conservarlo a salvo de polvo y de otras inclemencias y en un almacén se guardará para darle una segunda vida.
Seguro que en más de una ocasión te habrás preguntado si merece la pena optar por un motor usado. Comprobarás que el precio resultará muy inferior en comparación con uno nuevo. Y además, en aquellos vehículos que por valor o edad, ya no merecen la pena realizar grandes inversiones ante la poca esperanza de vida que tienen por delante.
Si te preocupa el kilometraje y el uso que se le ha dado a ese motor, debes saber que durante el periodo de revisión, desmontaje y reacondicionamiento se registra el número de kilómetros que se le dado.
Recuerda que a la hora de comprar un motor en un desguace debes recurrir siempre a profesionales que te aporten una garantía y un material revisado en correcto estado.