El embrague es una pieza de desguace básica de la mecánica de nuestro vehículo, en tanto que es la encargada de transmitir la potencia del motor hacia las ruedas a través de la caja de velocidades. Es por ello que debemos estar muy pendientes de los posibles daños que sufra, dado que el constante uso va desgastando su mecanismo hasta que sea inevitable pasar por el mecánico para cambiarlo. La cuestión es, ¿cómo saber que el embrague de nuestro coche está averiado? ¿Qué síntomas deberíamos esperar? Te lo contamos a continuación.
Señales para pasar por el mecánico
Al pisar el pedal del embrague (al desembragar), lo que estamos haciendo es separar el disco de embrague del volante motor; al dejar de pisarlo, ya con una velocidad metida, los ferodos del embrague entran en contacto con otra pieza llamada volante de embrague, tras lo cual se transmite la potencia del motor, directamente a las ruedas motrices. Este proceso somete a todas las piezas del embrague a un esfuerzo considerable; aun si le damos un eso eficiente, es natural que la acumulación de años y kilómetros acabe desgastando el embrague hasta el punto de ofrecer síntomas perfectamente detectables.
Uno de los síntomas cable de avería es que el embrague patine sobre el volante del motor. Esto lo notaremos cuando vayamos bajos de revoluciones, en una marcha larga, y aceleremos a fondo; lo que veremos es que las revoluciones suben acordes al acelerón pero no así la velocidad del vehículo. Otro síntoma es el llamado alabeo del disco, que implica que el embrague se ha calentado y deformado y se refleja en tirones al arrancar el vehículo. Por último, otro síntoma clásico de avería es que el pedal del embrague no retorne a su posición tras pisarlo; existen diversas causas para este problema, todas merecedoras de atención profesional.