El sistema de frenado es uno de los elementos más importantes de nuestro vehículo, y conviene mantenerlo en perfecto estado para evitar accidentes en carretera. Cuando nos enfrentamos a una avería en los frenos, conviene acudir a un taller inmediatamente y buscar una pieza de desguace, ya que seguir conduciendo con este problema puede tener implicaciones directas en nuestra seguridad. Sin embargo, es posible que cuando nos demos cuenta de que el sistema de frenado está averiado, ya sea demasiado tarde. Entonces, ¿cómo podemos detectar averías en este elemento cuando aún estamos a tiempo de preservar nuestra seguridad?
Cuatro síntomas fundamentales
Las señales a las que debemos estar atentos para detectar averías en el sistema de frenado pueden ser más o menos claras u obvias. En general, para saber si algo funciona mal en nuestro vehículo, lo más recomendable es escuchar posibles ruidos poco habituales y detectar cuándo algo funciona de forma distinta a lo habitual.
Para detectar fallos en nuestros frenos, conviene seguir cuatro recomendaciones. Lo primero a lo que debemos estar atentos es a si el pedal de freno chirría al pisarlo, ya que esto podría ser un indicio de que algún elemento está dificultando la función del pedal. Las otras tres recomendaciones tienen que ver con las sensaciones al pisar el pedal: en primer lugar, una carrera excesivamente larga hasta para frenadas suaves puede indicar problemas en el sistema hidráulico, en las pastillas de freno o en el líquido, pudiendo haber fugas. En segundo lugar, si el pedal está excesivamente duro puede que tengamos que rellenar el líquido de freno o que las pastillas estén cristalizadas. Por último, si notamos que el pedal vibra mucho al pisarlo a fondo, puede que exista alguna avería en los discos de freno, como deformaciones. Si notamos cualquiera de estas sensaciones, conviene visitar un taller cuanto antes.