Los motores de vehículos, tanto de combustión como eléctricos, son sistemas complejos que pueden presentar diversas averías. Conocer los componentes principales y sus posibles fallos es fundamental para un mantenimiento preventivo efectivo y una rápida detección de problemas.
En los motores de combustión, el bloque motor aloja los cilindros donde ocurre la combustión, mientras la culata sella la parte superior mediante la junta. El cárter, situado en la parte inferior, almacena el aceite lubricante esencial para el funcionamiento. El conjunto cigüeñal-bielas-pistones transforma el movimiento lineal en rotatorio, mientras las válvulas regulan el flujo de gases.
Averías comunes
Las averías más frecuentes incluyen:
- Problemas en la junta de culata por sobrecalentamiento
- Rotura de la correa de distribución (recomendable cambio entre 80.000-130.000 km)
- Daños en el cárter por impactos o cambios térmicos
- Fallos en la ECU que controla el funcionamiento
- Obstrucción de inyectores por combustible de baja calidad
- Problemas en la bomba de combustible
Los motores eléctricos, más simples mecánicamente, presentan menos averías gracias a su menor número de componentes y exposición térmica reducida. Sus principales elementos incluyen el cargador embarcado, el convertidor y el propulsor. Las averías típicas se concentran en:
- Deterioro de celdas de batería
- Daños en unidades de carga
- Fallos en sistemas de refrigeración
El mantenimiento preventivo regular, el uso de combustibles de calidad y la atención a señales de advertencia son cruciales para prolongar la vida útil del motor y evitar costosas reparaciones. En ambos tipos de motores, la detección temprana de problemas es clave para prevenir daños mayores.
Los síntomas de advertencia más comunes que indican posibles problemas en el motor incluyen ruidos anormales, pérdida de potencia, consumo excesivo de combustible o aceite, humo del escape de color inusual, vibraciones excesivas y el encendido de luces de advertencia en el tablero. Ante cualquiera de estos signos, es recomendable realizar una revisión profesional inmediata para identificar la causa y prevenir daños más graves que podrían resultar en reparaciones costosas o incluso en la necesidad de reemplazar el motor por completo.