Muchas personas desconocen la gran importancia del termostato en nuestro vehículo y otras muchas no saben que estas piezas de desguace son muy sencillas de encontrar en muy buenas condiciones.
Habitualmente no solemos mirar la temperatura del motor en el salpicadero. En estas fechas invernales en las que las alertas por nieve están a la orden del día, lo que buscamos es que la calefacción de nuestro vehículo funcione correctamente.
Y es que la cosa va de temperatura, pues es el modo que tenemos de saber si nuestro termostato funciona correctamente o no.
Para empezar, el termostato es una válvula con un muelle que se encarga de regular la cantidad de líquido refrigerante que pasa del bloque del motor al radiador de refrigeración del mismo. De tal modo que mantiene el motor a una temperatura de trabajo adecuada, facilitando la propulsión del vehículo.
¿Cómo sabemos que el termostato está averiado?
Por el modo de trabajo del termostato, se avería por:
- Que se quede “abierto”, lo que implica que el líquido refrigerante circula por todo el circuito sin que se detenga en el bloque del motor. Nos daremos cuenta si vemos que el indicador de la temperatura del cuadro de instrumentos está muy bajo. Además, notaremos que la calefacción no funciona bien. Al detectar los sensores un motor frío, se inyecta más combustible, aumentando el consumo de tu vehículo.
- Que se quede “cerrado”, esto creará un exceso de calor, pues el líquido refrigerante no puede acceder al radiador para regular su temperatura. En el cuadro, si observamos que la aguja llega al color rojo, deberemos parar el coche y llamar a la grúa, pues de seguir así, podemos crear una avería en la junta de culata.
En los vehículos actuales, la temperatura del motor es regulada por la inyección de combustible, de tal modo que, con una temperatura excesiva, se limita la inyección de combustible y el coche puede llegar a detenerse hasta que la temperatura baje, pudiendo pensar que nuestra avería es otra.