El líquido anticongelante es muy importante para que la salud del coche que tienes sea la mejor posible. Si no se tiene en la cantidad adecuada o si se elige alguno de mala calidad, es posible que el motor tenga problemas que pueden llegar a ser importantes. Por lo tanto, una buena selección es crucial.
Conocido como líquido refrigerante también, generalmente este tiene una composición que se basa en gran medida en el etilenglicol. Este es un compuesto que ofrece unas propiedades excelentes como anticongelante. En consecuencia, revisar que el elegido es así, es sinónimo de éxito.
Las funciones principales del líquido anticongelante
Además de la función básica que es el impedir que el líquido del motor se congele y que, por lo tanto, no cumpla la función habitual de funcionamiento, tiene otras que no son tan conocidas, pero a las que no les falta importancia. Un ejemplo de lo que decimos es que es el encargado de absorber el calor generado por el funcionamiento del coche. De esta forma, se logra que la temperatura siempre esté en parámetros adecuados (más o menos en 90 grados).
Es importante mencionar que es posible rellenar de forma manual el depósito del líquido anticongelante de forma manual (puedes hacerte con el necesario en tiendas especializadas e, incluso, en desguaces). Eso sí, debes revisar con precisión el que utilizas, teniendo en cuenta incluso el color, ya que no es recomendable mezclar de dientes tipos porque pierde propiedades y, por lo tanto, precisión.
Lo que debes tener en cuenta al elegir
Además de que la composición principal sea el etilenglicol antes mencionado, debes revisar los aditivos que se incluyen. Estos deben ser orgánicos para ofrecer una alta resistencia a los cambios de temperatura -y que su trabajo se realice de forma correcta-. Si aciertas en la compra, la sustitución de líquido refrigerante puede realizarse a los 40.000 kilómetros. Sin que tengas problema de deterioro ni necesidad de buscar piezas de desguace.