Es posible que alguna vez te hayas preguntado si es posible que tu vehículo sufra una avería por la falta de uso. De hecho, posiblemente te haya pasado que, siendo joven y tras un tiempo prolongado sin mover el coche, alguien te haya recomendado (¿tu padre?) que vayas a arrancarlo y a darle una vuelta para que se mantenga en buen estado. Este tipo de situaciones de desuso prolongado suelen corresponder a períodos vacacionales y épocas de mal tiempo, como nevadas, y, como suele ocurrir, hacer caso a la sabiduría popular puede ahorrarnos un disgusto y un pellizco al bolsillo, aunque siempre puedes conseguir piezas de desguace. Porque sí, no usar el coche puede dañar algunas de sus piezas. ¿Cuáles? Te lo contamos.
Cinco piezas que debemos proteger del desuso
El óxido es el gran aliado de la falta de uso del vehículo. Tener el coche parado puede dar pie a que algunas piezas fundamentales se oxiden y, con ello, sufran un daño irreparable que nos impida arrancar el vehículo o moverlo con normalidad. Es el caso de los pistones del motor, por lo que es muy recomendable que arranquemos el coche una vez al mes, como mínimo, y lo mantengamos así durante unos minutos. Los frenos también tienden a la oxidación por la falta de uso, y conviene estar atentos al líquido de frenos, ya que se recomienda cambiarlo con cierta frecuencia para mantener su eficacia.
Respecto a los neumáticos, estos no tienden a la oxidación, pero mantener el coche en desuso durante un tiempo prolongado, cargando todo su peso sobre ellos sin cambios de posición, puede acabar degradándolos y combándolos. Por último, el elemento más proclive a la avería por falta de uso es la batería, ya que si mantenemos el coche inactivo con ella conectada, acabará descargándose y no podremos arrancar.