Cuando llega el momento de deshacernos de nuestro viejo coche y pensando que llevándolo al desguace para su achatarramiento o incluso para buscar el aprovechamiento de piezas de desguace, significa el final del periplo del vehículo, lo cierto es que aún no podemos decir eso hasta que se hayan cumplimentado todos y cada uno de los trámites que harán que legalmente el coche ya no sea un problema nuestro y podamos desentendernos de él para siempre.
Tanto si ya lo has llevado al desguace como si aún no, en esta entrada vamos a explicarte cada uno de los pasos a seguir para que llegues a buen puerto. No es un proceso muy difícil pero sí que requerirá que tengamos que ir a diferentes lugares para conseguirlo.
El primer paso es conseguir que el Centro Autorizado de Tratamiento (CATV) nos haga entrega del Certificado de Destrucción y también del justificante de baja definitiva en la DGT, dos documentos indispensables para realizar trámites como la baja de la póliza de seguro del coche y también el de dar de baja el impuesto de circulación en el Ayuntamiento de la ciudad.
Aunque hay compañías de seguros que exigen estos dos documentos, hay otras que les vale con uno, pero siempre es recomendable contar con ambos. Se debe avisar con al menos dos meses de antelación, y por escrito, de que no se desea renovar el seguro, pero hay que hacerlo contando con ese tiempo porque pueden cargarnos otro cobro de la póliza en nuestra cuenta bancaria.
Una de las ventajas que hay en muchas compañías de seguros, es que si al dar de baja el anterior vehículo y compramos uno nuevo, esos meses de seguro que no han sido utilizados nos lo descuentan de la contratación del seguro del nuevo coche a nuestro nombre, así que tampoco está de más tener este aspecto en cuenta.
También hay que dar de baja el impuesto de circulación en el Ayuntamiento, gestión que debemos realizar en la zona de recaudación de la casa consistorial tras rellenar el impreso de solicitud de baja y es importante portar con nosotros los dos certificados que nos dieron en el desguace, el de baja definitiva de la DGT y el Certificado de destrucción.