En muchas ocasiones, cuando estamos al volante y mientras conducimos, vamos distraídos y pensando en el día a día, las tareas pendientes que hemos dejado o lo que vamos a hacer a continuación.
Sin embargo, estos hechos pueden provocarnos un fugaz despiste en un momento dado, pues no tenemos los 5 sentidos con nosotros y podemos llegar a pagar cara las consecuencias…
Al volante, debemos ser responsables de nuestros actos y estar lo más pendientes posible de la carretera y de los elementos que interfieren en ella. No se trata de ir en tensión o asustado, pero sí se debe ser cauto y atender y repetar la señalización y los consejos de seguridad presentes a lo largo del trayecto.
No podemos dejar de salir en coche por miedo a sufrir un accidente. Pero sí está en nuestra mano reducir las posibilidades de un siniestro. De hecho, una de las colisiones más comunes y que son fácilmente evitables, tienen lugar cuando, precisamente, se ha producido un accidente.
Los que vienen detrás, tienden a aminorar la marcha de forma brusca para observar lo sucedido, sin percatarse que el vehículo que le sigue continúa a una velocidad constante y no es capaz de reaccionar a tiempo, con lo que se produce una colisión por alcance.
Estas colisiones son una de las más comunes entre los siniestros en carreteras y su origen se debe a un despiste intantáneo del conductor, algo fácilmente evitable y corregible. Lo de menos es en qué estado quede el coche. Normalmente, no conlleva graves destrozos, algo que no se solucione con algún recambio de pieza, pero lo importante es cómo evitar estas situaciones y ser conscientes de que al volante, todos los sentidos son pocos.
Por eso, recordamos que en la carretera debemos estar concentrados y alertas a cualquier factor externo, así como respetar la señalización y seguir los consejos que nos ofrecen los expertos antes y durante el trayecto.
