La crisis está haciendo mucho daño a los bolsillos de los ciudadanos y aquellas personas con coche que tienen que reparar el coche o instalarle algunas piezas de recambio optan por algo que no se debería hacer, dejar el coche en el taller, sobre todo si el coche es de escaso valor, aunque hay otros que los dejan en el garaje hasta que vengan tiempos mejores o en la calle, sin importar lo que le pase.
A cualquier persona se le puede olvidar uno o dos días el coche en el taller o decide alargar su estancia unos días hasta que se tenga liquidez para abonar la factura del taller, aunque en los peores casos, esos días se convierten en semanas, meses o incluso años, lo que es un problema para el garaje.
En estos casos el mecánico tendría un problema dado que no puede decirle al cliente que ha llevado el coche al desguace o incluso decirle que lo ha vendido, porque el propietario podría denunciarlo por “robo”. De esta forma se quedaría en el garaje ocupando un espacio que podría estar destinado a otro coche y entorpeciendo el normal funcionamiento del establecimiento en cuestión.
A pesar de ello la Ley ampara a los propietarios de los talleres, aunque antes de enviar los coches a los CATs tienen que esperar aproximadamente tres meses, donde después de comunicar a los propietarios mediante un Burofax o carta certificada que el presupuesto para la reparación del vehículo está hecho y está a la espera de su aprobación o que ya está listo para ser recogido.
Asimismo avisarán al propietario de la retirada del vehículo y si en un mes no se lo lleva se pedirá a la Jefatura Provincial de Tráfico su tratamiento residual. Una vez cumplido con todo lo que estipula la Ley, la DGT requerirá al titular del vehículo para que dentro del plazo de un mes retire el vehículo y en caso de no hacerlo se procedería a su traslado a un centro CAT.