Debido a la crisis económica que atravesamos, en 4 años se ha producido más de un 50% menos de matriculaciones en España. La falta de financiación, la reducción del poder adquisitivo y el desempleo son los principales factores que provocan esta situación.
Antes de la crisis, los usuarios de coches llevaban con más asiduidad el coche al taller, para sus revisiones periódicas y ante cualquier pequeño problema no dudaban en confiar en un taller para el recambio de una pieza.
Son muchos los desguaces que han notado cómo antes de la crisis, sus clientes más frecuentes eran los talleres que se dedicaban a la reparación de coches. Ahora afirman que cada vez es más habitual tratar con particulares que buscan piezas para su coche, que cuenta ya con unos 4 ó 5 años de antigüedad.
Estos particulares, que antes de la crisis no se habrían acercado a un desguace pues eran clientes asiduos de los talleres, buscan piezas de segunda mano y de todo tipo, desde un espejo retrovisor hasta un motor de coche.
La razón es evidente, en los desguaces se puede encontrar cualquier recambio de segunda mano, ya sean piezas originales o piezas alternativa, que se encuentran en perfectas condiciones para su uso y además, las pueden adquirir por la mitad de precio que si fueran nuevas.
Dado que el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, ha afirmado, recientemente, que el Gobierno no puede asumir en estos momentos un plan de ayudas para el sector automovilístico, los desguaces cobran, cada vez más, un mayor protagonismo entre la sociedad, pues permiten dar con la pieza que se busca y a un precio muy competitivo.