Una de las piezas de desguace más comunes es el turbocompresor. Se trata de un sistema de sobrealimentación que utiliza una turbina centrífuga para poder accionar (gracias a un eje coaxial) un compresor centrífugo para poder comprimir los gases. Esta clase de sistemas suele usarse en motores de combustión interna alternativos, sobre todo en los motores diesel.
En los motores sobrealimentados que cuenten con este sistema, el turbocompresor se trata de una turbina que se acciona mediante los gases de escape del motor de explosión. En su eje se fija un compresor centrífugo que se alimenta del aire a presión atmosférica tras pasar por el filtro de aire y después lo comprime para meterlo de nuevo en los cilindros a una mayor presión.
¿Cómo realizar un buen uso del turbocompresor?
No se aconseja aumentar las revoluciones teniendo el coche parado o en punto muerto. Asimismo no es recomendable apagar el coche cuando el turbo se encuentra funcionando debido a que sufrirá bastante desgaste debido a una mala lubricación y refrigeración.
En este caso, lo más recomendable es dejar el coche en ralentí para que pueda enfriarse y la turbina pueda bajar de manera progresiva las revoluciones y así no sufra tanto. Tampoco se recomienda realizar acelerones cuando el motor esta frío, hay que esperar a que llegue aproximadamente a los 80 grados.
El turbo no estará bien engrasado hasta que el aceite no alcance la temperatura adecuada y su mejor punto de fluidez. Tampoco podemos olvidarnos de que la carbonilla es peligrosa, pero no solo para el turbocompresor sino para muchas otras partes del motor.
Lo que se recomienda es conducir de vez en cuando en marchas cortas y acelerar fuerte en las cuestas. De esta forma se mantendrá limpio el sistema tanto de admisión como de escape y tendrá un mejor mantenimiento.