Turbo
El turbo es el sistema de sobrealimentación con el que cuentan muchos coches de hoy en día. Sirve para ayudar a comprimir el aire que circula hasta el motor. De esta forma, envía más aire para mezclar con más carburante, lo que hace que se note un aumento de la potencia.
Aquellos motores que estén sobrealimentados por turbo están compuestos de una turbina que gira gracias a los gases de escape. En su propio eje se encuentra un compresor centrifugo que es el encargado de tomar el aire y lo introduce a presión en los cilindros.
Descripción
Tips de mantenimiento
Para proporcionarle un mantenimiento óptimo debemos arrancar sin pisar el acelerador para que el motor coja temperatura. Lo mejor es dejar que se caliente sin acelerar, lo que permite que el turbo pueda lubricarse bien.
Es importante circular con el motor a un régimen de revoluciones óptimo y nunca ir al máximo porque el turbo puede que no llegue a alcanzar la presión de soplado necesaria para poder funcionar de manera correcta.
Después de llegar a nuestro destino es recomendable dejar que el motor repose durante unos segundos al ralentí, lo que nos permitirá que la turbina baje de revoluciones y se enfríe de manera correcta.
Principales averías y cómo detectarlas
Como muchas otras piezas en el coche, el turbo nos puede informar de que está teniendo problemas. Por ejemplo, el humo azul en el escape nos revela uno de los fallos más comunes en el turbo, la fuga de aceite en los casquillos de bronce que flotan sobre el aceite a presión en el eje del turbo.
Si el turbo tiene demasiada suciedad el sistema puede avisar con una luz de fallo del motor y dar menos potencia de la que debería. Los silbidos frecuentes se producen cuando manguitos y abrazaderas pueden aflojarse o agrietarse, lo que hará que cuando haya cambios de presión el motor silbe de forma extraña.
El control de presión se hace mediante una membrana, la cual puede ser perforada sin un buen mantenimiento, lo que hace que se active la emergencia y no funcionará correctamente.